28 de diciembre de 2015
16:30
El Teniente Comandante era, probablemente, el único que se
tomaba en serio su trabajo en el centro de respuesta nuclear. Recién ascendido,
quizás aún soñaba con los uniformes negros de la vieja URSS. Artem consideraba
su destino bajo tierra una especie de castigo.
―Hay que estar atentos a todo―repitió
el Teniente a su espalda, el fingió concentrarse más en la pantalla de radar―La
situación en Paquistán es un jodido desastre, y si los saudíes intentan meter a
su Fuerza del Escudo Peninsular, no quiero imaginar lo que podría pasar.
Artem asintió, en el fondo el
Teniente tenía razón, eso sólo le jodía aún más. Como siempre, los radares no
marcaban nada, todo estaba soporíferamente tranquilo y correcto. Tener la
obligación patriótica de mirar fijamente pantallas que indicaban que todo iba
bien, sin cambios, era tarea para un Sísifo moderno. Bostezó, y se cuidó de
hacerlo mirando fijamente a la pantalla para que el Teniente Comandante no se
diera cuenta.
El hombre de treinta años miró
su reloj de pulsera.
―Las nueve y cinco, ¿y la
llamada de las en punto?―preguntó.
Al lado de Artem, Yermolay
sacudió la cabeza.
―No ha llegado.
El Teniente se giró con la
mandíbula apretada.
―Entonces quiero una
comprobación de todos los sistemas. ¡De todos!
―Teniente Comandante, señor―empezó
Yermolay―Quizás sólo se trata de un retraso.
―Nosotros no nos retrasamos, Votyakov.
Artem no esperó la orden directa, comprobó las lecturas de
radar y el software de control de los detectores sísmicos. Ni una alarma, ni
siquiera advertencias. El Teniente estaba comprobando un receptor de radio.
―La señal de control de
Naro-Fominsk ha desaparecido del espectro―había preocupación en la voz del
oficial―Señores, necesito un diagnóstico doble, y en menos de dos minutos. Votyakov,
llama al Mando.
Artem reinició los sistemas para
forzar un diagnóstico completo, escuchó a Yermolay colgar y descolgar varias
veces el teléfono.
―No tenemos línea, Teniente
Comandante.
El oficial se apartó de la
radio.
―Tampoco responden las radios,
todo el espectro está en silencio―se alejó por el pasillo de hormigón y
desapareció en su oficina. Artem y Yermolay se miraron.
Una mañana jodida, nada más. No
podía ser otra cosa. El radar no marcaba absolutamente nada, ni los detectores
sísmicos, ni una sola alerta en todo el óblast de Moscú.
―Se ha caído la jodida
zumbadora, eso sí que es raro―dijo Yermolay. Artem sacudió la cabeza.
―Tonterías, ya se cayó hace un
par de años cuando reorganizaron el distrito militar. Es una reliquia de la
Guerra Fría, nada más―señaló a su pantalla―No está ocurriendo nada.
El Teniente Comandante apareció
con un par de tarjetas de plástico negro en una mano, tiró del hombro de
Yermolay.
―Sube arriba y dile a los que
estén de guardia que cojan unos prismáticos, salgan fuera y hagan
reconocimiento visual de Naro-Fominsk. ¡Vamos!
Yermolay desapareció al trote
por el pasillo, con cara de no comprender. El Teniente se inclinó sobre la
consola de Artem, hundió su peso en la silla.
―Todos los sistemas están en
verde, señor, nada extraño―informó él.
―El número veintiséis, lleva
fallando dos semanas, ¿hoy?―preguntó el Teniente.
―Ni una sola vez, desde ayer a
las cero-cero.
El oficial arqueó una ceja. Miró
las pantallas, intentando atravesarlas para mirar el corazón del sistema
operativo.
―Intenta imprimir―ordenó.
―No tenemos ninguna impresora en
esta consola, señor―respondió Artem.
―Intenta imprimir, ¡cojones!
Seleccionó uno de los documentos de seguridad y trató de
imprimirlo. Un microsegundo de carga y, nada.
―No hay mensaje de error―Artem
ladeó la cabeza. El Teniente se puso en tensión y se incorporó.
―Es porque no es nuestro
sistema, nos han jodido―golpeó la pared―Nos han jodido bien.
El oficial corrió hasta la
radio, Artem siguió en la silla, tratando de provocar un error, de hacer
reaccionar el sistema. Era complaciente e infalible, era un sistema falso.
―...hay humo, un montón de humo.
Teniente Comandante, señor, sólo vemos humo―era una voz por radio.
Artem se acercó a la radio, vio
al Teniente rastrear el dial, en busca de cualquier señal. Todo estaba muerto. La
señal de control había desaparecido.
―Que todo el mundo vuelva dentro―ordenó.
Fue hasta el control de misiles.
―Deben haberse cargado un par de
centros de respuesta, pero nosotros aún podemos...
―¿Señor?―Artem dio un respingo―No
tenemos órdenes del Mando.
―Sí que las tenemos, y no han
variado en setenta años―desbloqueó el control e introdujo una de las tarjetas
de plástico negro.
Tres minutos después volaron las
ojivas, y en tres horas todas las radios zumbadoras callaron al fin.
Etiquetas:ficción,relato-corto
17 de diciembre de 2015
15:21
Siete frecuencias de pitidos desagradables entremezclados
con estática retumbaban en el dormitorio. A un volumen bajo (para que no se
quejaran los vecinos) y repitiendo sus ruidosos graznidos a intervalos
regulares. A Pao le fascinaban las radios zumbadoras, eran la razón por la que
había comprado un equipo de radioaficionado. ¿Mensajes cifrados en las ondas?
¿Conspiraciones de espionaje mundial? ¿Ruido blanco para mantener ocupados
canales importantes? La única certeza eran las señales agudas y rítmicas, los
zumbidos, y las frecuencias de emisión. Un misterio no resuelto del mundo
moderno, nacido en los cincuenta.
Sus amigos no compartían la pasión de Pao por las
frecuencias de ruido blanco, que a veces rompían su mutismo para recitar
secuencias de números. ¿Comprobaciones aleatorias o mensajes en clave? No le
importaba, ni siquiera le importaba comprender el misterio, sencillamente
quería vivirlo, respirarlo y escucharlo, apuntar en su cuaderno los momentos en
los que cada frecuencia quedaba muda o lanzaba una ristra de números. Quizás la
explicación resultase decepcionante, frente a las posibilidades del misterio.
Silencio abrupto, Pao comprobó el ordenador. Era más cómodo
escuchar las radios por internet. Las páginas habían dejado de cargar, en la
barra de tareas junto al reloj el icono de conexión quedó gris, eclipsado por
una dramática cruz roja. Comprobó los cables, reinició el router e incluso lo
miró con furia, pero no recuperó la conexión. La maldita ISP, como siempre.
Encendió el equipo de radioaficionado y buscó la frecuencia
de la única radio de ruido blanca que podía escuchar desde casa, un pequeño
espacio en la Banda E de la OTAN, la habían triangulado en algún lugar cerca de
Marruecos. Estática y silencio, la zumbadora había desaparecido.
Desempolvó el mando de la tele, casi todos los canales del
digital habían desaparecido, ¿había tormenta? Pao se asomó a la ventana y vio
un cielo despejado y tranquilo, con algunas nubes blancas y esponjosas. La
antítesis del clima amenazador y creador de interferencias de onda. Siguió
zappeando, las televisiones autonómicas emitían sin problemas: Programas de cocina
con monjas y cine western.
Como mínimo, aquello era raro. En su móvil la red de datos
había desaparecido también, adiós a la mensajería instantánea. La cobertura
tampoco era ninguna maravilla, pero tenía. Miró al aparato de radio, la
zumbadora de la OTAN en Marruecos no se había callado más de treinta segundos
desde que la pusieran en marcha en 2019. ¿Qué demonios estaba pasando? Buceó
por la agenda del teléfono y dio con el número de Fantasma, tres tonos antes de
la respuesta.
―Charlie Foxtrot, no esperaba
una llamada tuya.
―Ey tía, ¿tienes internet?
―Curioso que lo preguntes, se me
cayó hace un momento.
―A mí también―respondió, miró de
nuevo por la ventana.
―Las radios nacionales están muertas,
sólo quedan las locales, tertulia deportiva y tal, nadie dice nada... espera...―se
escuchó un crujido al otro lado del teléfono―Se han caído, un inhibidor del
ejército supongo.
―Mierda, te llamo en un momento―colgó
sin esperar la despedida y fue hasta el equipo de radioaficionado.
Radios de onda corta, del
ejército, canales codificados. Volvió a sintonizar la frecuencia zumbadora de
la OTAN en Marruecos, un silencio que le puso los pelos de punta. Algo le
obligó a vestirse, Pao sacó una sudadera negra con capucha y tenis para correr
de la montaña de ropa junto a la cama y se equipó para convertirse en fugitivo.
Sonó el móvil, Fantasma otra vez. Pao miró a la ventana que daba a la calle, no
se veía un alma, pero creyó escuchar ruido a un par de manzanas de distancia.
Descolgó el teléfono.
―La zumbadora de Marruecos está
muerta―anunció Fantasma.
―Lo sé, ¿y las demás?
―No lo sé, está todo caído,
hemos vuelto a los cincuenta, amigo. En Gando están despegando cazas, y hay
militares en las calles, supongo que ellos han inhibido la radio local.
Pao dudó un segundo y miró por
la ventana, ¿una broma pesada de Fantasma?
―Me estás vacilando, ¿militares?
¿Otra guerra civil para el contador?
―No creo, nadie está proclamando
que va a salvar España. Si es una guerra, y se han callado las zumbadoras, no
será civil.
La espalda de Pao se sacudió con
un escalofrío.
―Tú y tu puta teoría, te llamo
en cinco minutos, a ver si en la calle saben algo.
Se asomó por la ventana, casi
esperando ver las terribles estelas de vapor blanco. Nada. Fantasma siempre
había dicho que las radios zumbadoras eran un sistema analógico de fail-deadly. Y ahora se habían callado.
Etiquetas:ficción,relato-corto
24 de noviembre de 2015
15:27
No, no han defaceado el blog. Todo forma parte de un plan improvisado minucioso para renovar el aspecto y llevar al límite la tecnología. Cosa que está ocurriendo, es muy posible que pronto Ciudades del Futuro migre hacia un dominio propio...
Etiquetas:noticias
16 de noviembre de 2015
12:30
El cyberpunk tuvo su auge durante mediados de los 80 y los
90, aunque goza de buena salud en la actualidad. Género de ciencia ficción
distópica y noir, sus rasgos
principales incluyen un mundo tecnológico con grandes diferencias de riqueza, escaso
cuidado por el medio ambiente, trasfondo de agitación social, gobiernos corruptos
y por supuesto la parte punk.
Pero no voy a contarte lo que es el cyberpunk, no, hoy vengo
a decirte en qué predicciones acertó esa primera ola de los 80 y 90. Hoy vengo a
contarte en qué y por qué tenían razón. Y como eso nos coloca en el lado de
los futuros no deseables del espectro predictivo de la ciencia ficción.
Etiquetas:articulo,cyberpunk,cyberpunk-trivia,scifi
8 de noviembre de 2015
18:21
―Ese ya es el tercero―preocupación
en la voz de Sergio.
Víctor apartó el vaso de café. Lo
apoyó sobre la mesa entre papeles, cables y pedazos de tecnología analógica. Le
dio un par de vueltas, notando el calor a través del papel parafinado. Sergio
estaba pálido, igual que él.
―Bueno, no lo va a empeorar―Víctor
llevó el vaso a los labios y bebió mecánicamente.
Miró la imagen en bucle del
viejo televisor de tubo de rayos catódicos, se le pusieron los pelos de punta.
Nunca se lo habían creído, no al principio al menos. Como buenos escépticos habían
considerado que la única manera de comprobar los fraudes era intentando
reproducir los experimentos. Una excusa, en realidad, para tontear con los
voluminosos restos de tecnología de los noventa que medio barrio guardaba en
sus garajes. Con un par de grabadoras de su colección reciclada, se colaron en
el sanatorio abandonado y las colocaron allí. Encontraron las voces. Y cuando
preguntaron, recibieron una respuesta.
Sergio miró de nuevo a las
imágenes: caras atrapadas en las interferencias de retroalimentación de la
imagen. Según su teoría, ondas errantes de emisiones perdidas que se
materializaban en forma de imágenes aleatorias. Bueno, no explicaba los resultados
de esa noche.
―Otro café―Víctor se levantó y
paseó por la habitación a oscuras.
Le temblaban las manos. A Sergio
también.
―Mi vieja toma lorazepam, igual...―apuntó.
Víctor le miró, se formó un
amago de sonrisa en su cara. Volvió a ponerse frente al televisor. Allí estaba su
propio rostro, deformado pero reconocible, castigado por la edad. Tendría unos
cuarenta en aquella imagen fantasmal, frente a su propio yo de veinticinco que
miraba a la televisión, congelado. Ellos habían conseguido algunas, borrosas y
de mala calidad. Pero aquella, el Víctor cuarentón, era parte de una colección
capturada por un grupo de aficionados a finales de los ochenta. Víctor había
nacido en 1992.
―A lo mejor sólo se parece a ti,
¿sabes?
―No me jodas, mira los ojos. No
es mi padre, ni mi abuelo. Soy yo.
Silencio, Víctor fue a tomarse
otro café. Sergio se sentó frente a las grabadoras y el radiocasete. Play: ruido
de interferencia y lluvia blanca, la voz de Víctor pregunta.
―¿Dónde están? ¿Quiénes son?
Un eco, una voz ronca
malformada, vagamente masculina.
―...estamos al otro lado...
Fin de la grabación, Víctor se
quedó mirando a Sergio, paralizado. Dejó caer el vaso de café.
―Ya sé lo que es―miró su propio
yo distorsionado de cuarenta años―están al otro lado. Pero lo entendimos mal,
más allá de aquí no hay nada―miró a Sergio, temblando―Nada, el vacío, ¡nada! Nos
advierten. Por eso estoy yo ahí. ¡No son los que se han ido, son los que estan
por llegar!
Etiquetas:microrrelato,terror
5 de noviembre de 2015
18:35
Cargó para empujar con todo el cuerpo el portón, pesado acero forjado y cristal con rejas. El aire de la mañana estaba húmedo, rodeó el edificio y caminó por la calle trasera que atravesaba varios bloques clónicos. Las paredes de hormigón liso estaban salpicadas de grafitis, escritura casi cuneiforme incomprensible para él. Folletos coloridos y octavillas de papel barato con prostitutas en blanco y negro alfombraban el asfalto. Gruesos ligados de cables colgaban de las fachadas, saltando de una a otra por encima de su cabeza, serpientes de plástico negro.
Etiquetas:fragmentos,literatura
30 de octubre de 2015
19:34
Apretó los
puños dentro de los bolsillos del abrigo, acariciando el aluminio de la unidad
extraíble. Ni toda Seguridad Corporativa
iba a detenerle. No podía abandonarla. La encontraría, recuperaría a su IA
entre el mar de corrupción y neón.
Etiquetas:cyberpunk,microrrelato
26 de octubre de 2015
15:19
Veronika se fijó en la puerta, a través de los claros en la
pintura blanca descascarillada podía ver el color claro y manchado de lo que
parecía pino. Era estrecha, de aspecto viejo, quizás eso que llamaban estilo colonial. Sí, definitivamente
parecía colonial, se dijo. Era lo
único que debía quedar de la arquitectura original. El ladrillo rojo-manchado
por el cemento y la lluvia ácida de San Francisco-podría haber estado
originariamente cubierto de paneles de madera, blancos y elegantes. Por encima
del primer piso las placas de aluminio pulido de un conglomerado brutalista de
apartamentos engullían la fachada.
Miró los grafitis en la puerta: "Verde sobre pino y
escamas de pintura blanca, artista desconocido" Acercó el brazo al pomo de
latón justo en el centro de la puerta, pulido por manos sudorosas durante al
menos una década. De la manga de su sudadera emergieron sus dedos de
carterista, luego el resto de una mano pálida que se cerró sobre el pomo.
¿Tirar o empujar? Tragó saliva como si aspirase humo amargo y se reprendió. Miró
hacia arriba: la imagen del aluminio pulido engullendo los viejos ladrillos le
pareció una acertada metáfora de sus temores. Mierda, se suponía que ya se
había decidido.
Frente al impulso de echar a correr, su cerebro y su orgullo
impusieron el de empujar. La madera cedió y la puerta entreabierta reveló el
azul neón del taller de Hostálek. Al fondo estaría el checo, con su traje de
plástico amarillo y su chiva hortera. Y el implante de nervio óptico, junto al diminuto
hilo plateado del detector de movimiento, y el microprocesador para engancharse
en el cortex: 11 nanómetros de silicio. El pack ideal para subir de categoría
en su trabajo. Se adentró en la luz
azul, aluminio pulido engullendo viejos ladrillos.
Etiquetas:cyberpunk,microrrelato
21 de octubre de 2015
18:00
Crear contenido y ver como otros se apropian de él nunca
resulta agradable. Para unos, lo doloroso es imaginar la pérdida de una fuente
de lucro, para otros simplemente ver contenido derivado o incluso el propio sin
que siquiera les mencionen. Sea como sea, todos estamos de acuerdo: el plagio
duele.
Hay mecanismos para protegernos, mecanismos costosos y
burocráticos como el registro de la propiedad intelectual. Pero también los hay
disuasivos, ¿y si pudiéramos dejar constancia-legal y demostrable-de que fuimos
nosotros los primeros autores de algo, y además de que lo creamos con una serie
de condiciones de registro determinadas?
Esto es SafeCreative: nos permite registrar nuestras obras
audiovisuales y literarias en su base de datos, dejando constancia de la fecha y
además del tipo de licencia con el que queremos que sea tratada (CC, ©, etc)
tal y como explican en esta infografía.
Útil, aunque puede que registrar manualmente cada obra
resulte tedioso. Nada de eso, SafeCreative está orientado al uso web y nos
permite enlazar automáticamente al feed de nuestro blog e ir registrando todo
lo que en él se publique. Veamos cómo:
Etiquetas:guia,literatura
14 de octubre de 2015
19:00
Aovillado de
lado contra la gomaespuma, junto al ruido y el calor condensado de los aparatos
de soporte vital. Claustrofobia-privacidad entre cables, con correas de
sujeción alrededor del pecho y los muslos. Los ojos clavados en la pantalla. La
vibración constante del sistema de circulación de aire le aturdía. Fingía que
leía, se engañaba a sí mismo mientras esperaba. Su PDA emitió la alarma: Ocho
años, seis meses, trece días y catorce horas.
Estaban a
punto de salir del FTL. Se soltó de las correas y se vistió con el mono de
tripulante, hombros rígidos con los parches de todos los países armadores y la
palabra CHRONOS sobre el pecho. Botas magnéticas calzadas, cayó atraído a la
pared más cercana. Trotó con esfuerzo, apartándose pelo grasiento de la frente.
Etiquetas:relato-corto,scifi,tecnología
10 de octubre de 2015
19:00
Un ebook que se puede tocar, esa es la llamativa propuesta
de Seebook. El concepto resulta llamativo, una genial hibridación entre futuro
y pasado de la literatura. Pero, ¿qué es realmente seebook?
Aún no he tenido la oportunidad probarlo (está en la lista
de tareas pendientes) así que vamos a basarnos en la información disponible en La
Red. Seebook es una tarjeta-la parte que se puede tocar-con un código
descargable para un libro o documento en formato digital. Lo más atractivo para
mí del concepto, hasta ahora, es que no tiene DMR. Puede descargarse en varios
formatos de nuestra elección, las veces que queramos.
Etiquetas:edicion,literatura
6 de octubre de 2015
15:38
Estilizados y
ligeros-(¡baratos!)-aerodinámicos, de aspecto mullido-(¡baratos!)-con lengüeta larga.
Tejido blanco ribeteado con el color del claro del cielo reflejado en agua
cristalina. A sólo quince euros. Sí, me gustaban esos tenis. Un momento, aquí
los llaman zapatillas. Señalo, con ansiedad, fijándome más en el cartelito del
precio que en las características que tan fugazmente pasaron por algún
departamento secundario de mi cerebro. Señalo y espero, muy satisfecho. ¡Tío!―me digo―¡Te estás
superando como consumidor avispado!
Señalo
y no ocurre nada, los tenis (zapatillas), siguen en la estantería. Inmóviles,
mulliditos y blancos.
25 de septiembre de 2015
11:15
Mi ordenador sigue esperando en alguna esquina, envuelto por dos metros de plástico de burbujas, esperando para hacer un viaje de 1.900km.
El cielo aquí es del color del humo de chimeneas.
El cielo aquí es del color del humo de chimeneas.
19 de septiembre de 2015
10:57
Durante unos días, el blog quedará sin actualizar. ¡Pero si esto no es noticia, me dirás! Viendo el archivo de publicaciones, es cierto. Pero esta vez tengo una excusa: hay una mudanza y mi ordenador estará volando en una cajita, imposible actualizar así.
¡Un saludo!
17 de septiembre de 2015
15:47
<<Disclaimer//Esto no es una crítica literaria, es una
opinión y una breve reseña sobre La Tierra Larga. Más parecido a lo que te
comentaría un amigo muy emocionado que quiere recomendarte algo, muy diferente
(espero) a lo que vomitaría algún escritor frustrado que es feliz con la
columna de su EZine digital que se basa en criticar el curro de los
demás//Disclaimer>>
<<¿Qué es?>>
La Tierra Larga (Junio de 2012) es la primera en una serie
de novelas de ciencia ficción, surgida de una colaboración entre TerryPratchett y Stephen Baxter.
Etiquetas:literatura,reseña,scifi
15 de septiembre de 2015
16:00
La alarma chirría
en los oídos, no sé si la jodida cosa se acerca. Cincuenta centímetros de acero
viejo y policarbonato manchado me separan del vacío. La única luz, brillo azul eléctrico
a través de una ranura de cristal escarchado. Vigilo-inmóvil-conteniendo aire
con sabor a humo. El soldador convertido a lanzallamas apagado entre las manos,
me tiemblan.
Veinte
metros de oscuridad y bultos engañosos, detrás está la exclusa. La alarma grazna,
no queda tiempo. Camino agazapado, de reojo todo se mueve. Distingo la pegatina
rusa: запереть. A mi espalda cruje el metal, giro. Mide tres metros y es todo
negro, sus miembros como pistones y cables neumáticos, sus garras parecen
aluminio. “Clic”, la chispa del
soldador, lo levanto y rocío con gas inflamado, me quemo las cejas. Chilla más que la alarma y retrocede. Tengo cinco segundos. Me giro para correr, una
silueta negra de tres metros contra la exclusa. Por eso estaba en todas partes,
son dos.
Etiquetas:microrrelato,scifi,terror
11 de septiembre de 2015
19:30
Si has visto Ghost in the Shell, estoy seguro de que coincidirás conmigo al exclamar "¡P#t@ obra maestra!" Sí, y que razón tienes, hay que verla (quizás no tantas veces como yo) Pues hoy te traigo una pequeña curiosidad sobre la película.
¿Qué hace Batou bebiendo San Miguel? No, yo no me enteré leyendo curiosidades en los blogs, fue en una de esas madrugadas disfrutando de la película. Quedé petrificado, abrí los ojos enrojecidos y tuve que pausarla en el momento justo para fijarme en la lata. Después, tiré de wikipedia...
Según la wiki resulta que originariamente San Miguel es una cerveza fundada en las Filipinas en 1890, la cerveza española es independiente y fundada a finales de los años cuarenta. Y sí, San Miguel, la original y de Filipinas, es una cerveza ampliamente consumida en asia: Hong Kong, China, Indonesia, Vietnam y Tailandia. Y al parecer es especialmente popular en Hong Kong, ciudad en la que Ghost in the Shell está (implícitamente) ambientada. Misterio resuelto... ¡Ahora a presumir de anécdota por ahí!
¿Qué hace Batou bebiendo San Miguel? No, yo no me enteré leyendo curiosidades en los blogs, fue en una de esas madrugadas disfrutando de la película. Quedé petrificado, abrí los ojos enrojecidos y tuve que pausarla en el momento justo para fijarme en la lata. Después, tiré de wikipedia...
Según la wiki resulta que originariamente San Miguel es una cerveza fundada en las Filipinas en 1890, la cerveza española es independiente y fundada a finales de los años cuarenta. Y sí, San Miguel, la original y de Filipinas, es una cerveza ampliamente consumida en asia: Hong Kong, China, Indonesia, Vietnam y Tailandia. Y al parecer es especialmente popular en Hong Kong, ciudad en la que Ghost in the Shell está (implícitamente) ambientada. Misterio resuelto... ¡Ahora a presumir de anécdota por ahí!
Etiquetas:articulo,cine,cyberpunk,cyberpunk-trivia
8 de septiembre de 2015
19:53
Siempre le
sorprendía el silencio dentro de los maglev.
El aparato se deslizaba sin la menor
sacudida, dejando atrás la estación de Pordenone. Apretó contra su pecho la
mochila con el escaso equipaje. Hora de alejarse de Italia y sus clanes corporativos
durante una buena temporada. Esbozó una sonrisa torcida: una nueva huida, un
poquito más de información acumulada. Había dejado el trastero del puerto-su
hogar los últimos tres meses-vacío. No había perdido nada y lo había ganado
todo.
Rebuscó dentro
de la mochila, apartando la ropa usada. Sacó la carpeta, papeles polvorientos y
antiquísimos recortes de periódico. De uno de los recortes cayó un finísimo rectángulo
negro:
Etiquetas:digital,relato-corto,scifi
14 de agosto de 2015
21:17
Imaginemos el mundo en cuarenta años. Primero recordemos a esos viejecillos que vemos hoy aferrados a sus transistores a pilas mientras caminan por la calle. Volvamos a 2015+40... ¿llevarán los ancianos del mañana un anticuado smartphone, mientras miran sus añejísimos videos de youtube y su instagram?
29 de julio de 2015
16:30
Todas
las pantallas cobraron vida al unísono, la luz inundó el
subterráneo: azul neón, rojo fuego y verde radiactivo. Fractales-flores de un
pensamiento incomprensible-flotaron en los monitores.
Tras un momento de incomprensión, formuló la pregunta aterradora:
“Yo...
¿por qué?”
Etiquetas:digital,microrrelato,scifi
15 de julio de 2015
12:29
El morbo vende, eso es Marketing101. La moda de los titulares sensacionalistas llamativos para redes sociales llegó tan lejos que para 2030 la mayoría eran links que decían “¡Mira esto!” junto a fotografías de tetas o personas prendiéndose fuego con el texto de lorem ipsum.
Etiquetas:humor
6 de julio de 2015
14:39
Buceando en la red (a veces contengo la respiración y todo) me encontré con este fragmento de Página Dos, programa de RTVE que alguna vez me ha mantenido pegado al sofá cuando se cruza en la señal, en esos raros momentos en los que veo la televisión. Una breve reseña sobre las rutinas de algunos escritores. Resulta curioso ver las fórmulas que tiene cada uno, pero sobretodo me resulta curioso ver que parece imprescindible que exista una fórmula. ¡Toca seguir debuggeando la mía!
Etiquetas:links,literatura
28 de junio de 2015
12:41
¿Qué
hacía en la barriada un tío con pantalones
de traje negros-de aspecto bastante caro por cierto-y camisa blanca abotonada
hasta el cuello? Joven y moreno, rozando los treinta, el pelo castaño bien
rapado como los demás miembros de la vasta legión de oficinistas a la que
pertenecía. Mochila de deportes a la espalda y mirada de forastero. Estaba
fuera de lugar, tramaba algo.
Un fin de
semana cojonudo, eso era lo que tramaba. A su alrededor en la plaza las farolas
derramaban iridiscencia ambarina y perezosa que a duras penas lograba atravesar
la llovizna con la que el cielo plomizo estaba salpicándolo todo. Desde los
edificios clónicos pintados de gris las ventanas devolvían los sutiles
destellos verdosos de los televisores sintonizados en el partido de liga. El extraño y tan fuera de lugar salaryman se sacudió y buscó algún
portal en el que refugiarse, la lluvia le empezaba a calar. Tiró del asa de la
mochila y se movió, incómodo. Pensó en la chaqueta del traje arrugada dentro de
la mochila, tenía el logotipo de la compañía en la solapa. No podía
arriesgarse.
Un estremecimiento
le hizo sacudirse y tuvo que boquear aire varias veces para recuperarse. La
familiar sensación del pulso irregular le golpeó en el pecho, la lluvia sobre
la piel se hizo tibia en comparación con los sudores fríos. Arritmia, su
corazón avisaba, como cualquier máquina, con irregularidades antes del fallo
definitivo. Sacó de un bolsillo del pantalón su pastillero cromado y se echó
dos pequeñas píldoras verdes a la boca. No ayudaban mucho, sólo calmaban las
señales del inexorable deterioro de su músculo más importante.
Etiquetas:no-ficción,relato-corto
11 de junio de 2015
17:21
¿Qué no era
capaz? Quizás el Paulo que no llevaba cinco vodkas, pero él sí. Se encaramó al
bordillo y vio como todos le miraban desde abajo. Esbozó una sonrisa, giró un
poco la cabeza y con gesto grandilocuente le alargó el botellín a Tony.
―Sujétame la cerveza, que voy...
Dio el salto, perdió
el equilibrio y se quedó sin respiración. Sólo escuchó los gritos de la gente,
después un parón brusco y ruido de muchas cosas blandas y viscosas rompiéndose.
Parada cardiorrespiratoria y fundido a negro.
Cuando volvió
a abrir los ojos Paulo tenía ante sí un mostrador y un recepcionista. Estaba en
un vestíbulo mal iluminado de un edificio que por lo menos tenía cincuenta
años. El papel pintado de las paredes en algún momento había sido alegre, y
ahora estaba cubierto con carteles de ánimo y de conciertos bandas de garaje
cuyos nombres no había escuchado jamás. Bastante deprimente, más aún por el
hecho de que intentaba no serlo, y de que no sabía cómo había llegado allí.
Llevaba desde
que abrió los ojos sin respirar, inspiró en un extraño reflejo, fue entonces
cuando descubrió que podía simular la acción pese a no necesitar aire. Parpadeó
un par de veces, incrédulo. El recepcionista le hizo un gesto para que se
acercase, camisa larga y desteñida, pelo engominado y gafas de pasta. Aquello
no encajaba.
Etiquetas:humor,relato-corto
1 de junio de 2015
16:48
―Le metieron cinco balas en el cuerpo, y está muerta. Mejor, ¿realmente preferirías que estuviera detenida?―dijo Jumper.
No, nadie prefería que lo detuviesen y le aplicasen la Antiterrorista. Desaparecer con cinco dolorosas y desgarradoras incisiones de plomo caliente era mucho mejor que acabar en aislamiento durante semanas, recibir palizas que acabarían silenciadas y languidecer durante meses para finalmente ahorcarse uno mismo-ahorrándole el trabajo a los verdugos-en un último y desesperado chispazo de dignidad. Radix se sentó en la escalera frente a la puerta y hundió la cabeza en las manos. Fuera la lluvia arreció.
No, nadie prefería que lo detuviesen y le aplicasen la Antiterrorista. Desaparecer con cinco dolorosas y desgarradoras incisiones de plomo caliente era mucho mejor que acabar en aislamiento durante semanas, recibir palizas que acabarían silenciadas y languidecer durante meses para finalmente ahorcarse uno mismo-ahorrándole el trabajo a los verdugos-en un último y desesperado chispazo de dignidad. Radix se sentó en la escalera frente a la puerta y hundió la cabeza en las manos. Fuera la lluvia arreció.
Etiquetas:fragmentos
11 de mayo de 2015
14:29
Hace algunas semanas hablaba de lo genial que me había parecido
LogOut y en particular lo curioso de que estuviera ambientado en Santa Cruz. Bueno,
no pude podido contener mi curiosidad y me afané en contactar con Sergi Puertas, guionista del título, para preguntarle.
Sergi Puertas es escritor y poeta, ha editado cuatro novelas
y (obviamente) trabajado como guionista en novela gráfica y... vaya, que él
mismo tiene una web y quién mejor para describirse, ¿verdad? Así que les dejo
el link.
Etiquetas:entrevista,literatura
6 de mayo de 2015
12:47
Nunca podía saber si era de día o de noche en su cuarto,
porque tenía los cristales de la ventana cubiertos con gruesas capas de cinta
americana negra. Willy miró el reloj a través de la neblina de su cerebro
agotado, pudo distinguir las pequeñas manecillas cubiertas de pintura
fluorescente. No le quedaba mucho tiempo. Contuvo un bostezo y dio el último
sorbo a su cóctel de Adderall con Redbull. Cerró los ojos un segundo y se
imaginó la taurina con dextroanfetamina corriéndole por las venas, acelerándole
el corazón y fluyendo hasta el cerebro para provocar pequeñas explosiones de
luz entre sus neuronas en penumbra. Como mucho tenía una hora antes de desmayarse
y quedarse dormido. Resopló, una hora antes de morir.
Ya había
dejado un registro de lo mejor de sí mismo, incluyendo todo lo que había podido
investigar sobre el sueño polifásico y el teléfono (y sus impresiones) de la
chica que había conocido a las tres de la madrugada en La Facultad. La
Facultad, el bar. De lo que era él, Willy 89, quedaría una fotografía y un
diario digital de tres páginas en .odt para que Willy 90, fuera quien fuera,
pudiera recordarle. La subida de la anfetamina le llegó como un suave latigazo
cervical y una sensación de vértigo en la base del cráneo. Aprovechó aquel
momento de falsa euforia para inclinarse sobre la pantalla del ordenador y
poner a pantalla completa el visualizador del reproductor de música. Un baño de
colores cayó sobre sus ojos, las líneas pulsaban al ritmo de los beats.
Etiquetas:no-ficción,relato-corto
29 de abril de 2015
22:15
Caí sobre la
silla y crucé las manos delante del cuerpo, sobre la mesa que nos separaba a
ambos. Él empezó a leer los papeles y yo me fijé en la pared salpicada de
títulos que había a su espalda para matar el tiempo. Al cabo de un rato sólo se
escuchaba el crujido de papeles y nuestras respiraciones disimuladas. ¿Sabes
ese silencio en el que intentas fingir que no haces ningún ruido? Sí, ese, ese
en el que parece que tragar saliva demasiado fuerte podría provocar un
desprendimiento, no los soporto. Son el culmen de los silencios incómodos. Así
que me puse recto en la silla y me animé para darle la versión resumida del
escrito que le estaba presentando. Hablar es uno de esos ruidos que no se me da
mal del todo:
“Lo he estado pensando bastante” empecé,
al principio mi voz sonó atronadora en el silencio. Él levantó la cabeza de los
papeles y asintió, como si realmente le interesase mi historia, supongo que por
educación. “Primero bastante jodido, ¿no?
Ya que no consideraba para nada normal eso de ponerme malo mes sí y mes también,
cogiendo cada puto resfriado que se
cruza en mi camino” al ver que no me cortaba, seguí más animado.
Etiquetas:humor,relato-corto
21 de abril de 2015
13:20
Me gustan las novelas gráficas, o los comics (no quiero
entrar en esa pelea) y llevaba un tiempo queriendo conseguir Logout. Su portada
me enamoró y al hojearlo por primera vez supe que no había sido un
encaprichamiento, iba a ser amor verdadero.
Esto no es una crítica literaria (de nuevo, disclaimer) es
una opinión y una breve reseña sobre el aspecto que más me llamó la atención de
Logout.
Etiquetas:canarias,literatura,reseña
9 de abril de 2015
19:26
El Gemekala se
alejaba de la zona de batalla a toda velocidad. Tras el fulgor de sus motores quedaban
los destellos de las explosiones nucleares entre el campo de escombros. Todo lo
que quedaba de la flota, las naves dañadas a la deriva cuyos reactores en
estado crítico detonaban antes de morir para siempre. En la sala de mando de su destructor, el Comandante
observó las pantallas holográficas.
Pensó en las
tripulaciones, poco más que partículas carbonizadas flotando libremente en el
vacío entre pedazos de fuselaje y gas ionizado. El enemigo lo había vuelto a
hacer, habían utilizado armas termonucleares para crear una nube de plasma y
engullir su flota. El Comandante se inclinó sobre las lecturas de radar e hizo
un fuerte gesto de negación. Sólo el Gemekala había sobrevivido al combate.
Se irguió en
la sala de mando y dio media vuelta
para salir. A su alrededor la tripulación intentaba reparar los daños sufridos
a contrarreloj, bajo un baile de chispas y cableado en llamas. Una vez más la
flota no había podido detener a los alienígenas, y ahora el Gemekala se batía
en retirada dejando las colonias de Espara y sus quinientos millones de
habitantes a merced del enemigo.
Etiquetas:espacio,relato-corto,scifi
6 de abril de 2015
14:45
Creo en el trabajo interdisciplinar, y aunque esa palabreja suena a mucho no es más que aunar esfuerzos, compensar carencias para complementarse y sacar a la luz algo que valga la pena. Yo no sé dibujar, Alba Ramos sí. Ella no estudia japonés, yo sí. Hace poco le propuse hacer una ilustración con texto sobre la mitología de nuestros aborígenes, y Tibicenas es el resultado:
¿Por qué el texto en japonés? Bueno, en primer lugar, ¿por qué no? y segundo, siempre he querido ser pionero en algo, ¡y creo que es la primera vez que se elabora una ilustración con texto en japonés sobre la cultura aborigen canaria!
Etiquetas:canarias,guanche,ilustracion,mitología
28 de marzo de 2015
19:31
Nota del autor: Muchas
veces han dicho que la ciencia ficción existe para retratar nuestra sociedad o
aspectos de esta al referenciarla. Y también para mostrar los temores y las
predicciones de futuro de sus autores. Y aunque lo que sigue no es,
desgraciadamente, ni inventado ni predicho (está pasando) sí que retrata aspectos
de un porcentaje de nuestra sociedad, y además ilustra claramente un miedo mío: El de que todos nos volvamos pretenciosos imbéciles que atacan a los demás con
aire de suficiencia y autoridad reivindicativa, para desquitarnos de alguna
inseguridad o, aún más grave, de una simple preferencia personal que no tienen por qué tener el resto de personas del mundo.
Pero sería muy
irónico combatir un artículo de ofendido, publicando un artículo ofendido. Invertir
los puntos de vista que se hallan sesgados por una visión altamente dogmática es
una gran manera de mostrarlos como lo que son (opiniones que se mueren por ser
aceptadas y justificadas) y ridiculizarlos. ¿Por qué escribo todo esto, después
de poner un título tan increíble como “No como coños”? Pues porque intento justificar
que lo siguiente no sea un auténtico relato de ciencia ficción (y desearía que
lo fuera) Se trata de una inversión de género a un elocuentísimo artículo
publicado en Vice.com por Alison
Stevenson y que parece una auténtica declaración de emancipación de la mujer.
Eso es hasta que lo lees, entonces hiede un pelín a... ¿llamada de atención? ¿Berrinche
por creer que se tiene una opinión impopular? ¿Jactancia por creer que se tiene
una opinión impopular? Honestamente, no lo sé. Tienen el link al artículo íntegro
al final de esta entrada.
23 de marzo de 2015
16:20
―No me jodas, ¡eres un hacker
de esos!―María lo dijo con un tono de asombro infantil.
Radko la miró
entre la neblina de humo de tabaco y olor a fideos coreanos picantes que manó
de su habitación en cuanto abrió la puerta. Ella señalaba con el flacucho brazo
extendido-una miríada de pulseras de plástico chillonas sobre la piel morena-en
dirección hacia la pantalla que había sobre el escritorio. Estaba apagada, asediada
por ropa sucia y botes vacíos de Samyang
Foods Buldalk Bokkeummyeon.
―¡Qué dices!―Radko negó con la cabeza y se apartó de la puerta
para dejarle pasar.
María rodeó la
cama deshecha y fue hasta la pantalla del ordenador apagado. Lo miró como una
pieza de museo.
Etiquetas:relato-corto,tecnología
18 de marzo de 2015
17:10
Etiquetas:literatura,noticias
12 de marzo de 2015
16:01
Se va uno de los mejores, y además de mis favoritos. Terry Pratchett ha muerto a los 66 años, según se anuncia hoy. Poco a poco los medios van haciendose eco de la noticia. Me encantaría que fuera uno de esos bulos falsos de Internet, pero la información llega de su twitter y página oficial.
Autor de la saga de Mundo Disco, y auténtico crack en general, no es que me atreva a hacer una reseña sobre él. Seguro que otros mucho más informados las han colgado por la red.
Autor de la saga de Mundo Disco, y auténtico crack en general, no es que me atreva a hacer una reseña sobre él. Seguro que otros mucho más informados las han colgado por la red.
Etiquetas:literatura,noticias
16 de febrero de 2015
17:36
La
guerra estalló en el año 258. Hasta entonces el conjunto de
sistemas unidos por rutas comerciales, conocido como Anillo Áureo,
era lo bastante próspero como para tener su propia cronología.
Matiz, Gigante, Jovian y Aqueronte, sus ciclos sincronizados en años
de trescientos días con veintidós horas estandar. Aislados del
resto de sistemas estelares vecinos, menos poblados y decididamente
más pobres, los estados del Anillo Áureo se entregaron a consolidar
un entramado comercial y diplomático para asegurarse la estabilidad
de unos mercados clave para una futura expansión sobre sus vecinos
menos afortunados. Tensiones, problemas comerciales y pacificación
de gobiernos locales eran resueltos con una mezcla de negociaciones y
diplomacia de cañonera.
En
el sexto mes
del año 258(AA), una flota enviada desde el planeta principal del
Sistema Aqueronte, del mismo nombre, entra en combate con las fuerzas
defensivas de Aquilea Delta, en el Sistema Gigante. Por primera vez
en la historia conocida se emite una declaración formal de guerra a
escala planetaria. Todos contienen la respiración, temiendo que la
deflagración se extienda al resto del Anillo. El comercio queda
paralizado y las relaciones diplomáticas se congelan. Las flotas de
Aqueronte asedian Aquilea Delta...
Etiquetas:espacio,ficción,fragmentos
11 de febrero de 2015
12:11
Nathan dio
vueltas al pequeño objeto cromado entre sus dedos, ignorando el ruido de la
terminal del aeropuerto a su alrededor. Pasajeros de quince vuelos
internacionales llamaban por teléfono, se despedían y se movían nerviosos a su
alrededor. Guardó la discreta pieza metálica, si todo salía bien quizás sería
la última vez que podría viajar en avión llevando uno de aquellos. Si salía bien. Vale que después de toda
aquella movida del 11S las compañías aéreas y los gobiernos estaban estirando
hasta límites insospechados la paranoia ciudadana, pero aquello, lo que
pretendía el lobby, era casi
demasiado.
Un aviso de
megafonía, era su vuelo. Se levantó y ajustó las solapas de su chaqueta antes
de embarcar, le reconfortó el tacto del algodón teñido de negro. Caminó
siguiendo la hilera de oficinistas trajeados, guiñó un ojo a la azafata por
puro reflejo y, una vez dentro del Boeing 767, se sentó en su amplio asiento de
primera clase. Volvió a sostener el objeto metálico entre los dedos, su
supuesta arma. De seguir algún tipo de filosofía, un bushido, Nathan jamás habría aceptado el trabajo. Deshonroso para
cualquier experto en armas era decir poco. En todo caso, de seguir una
filosofía, la suya debería haber sido la de los mercenarios, y era bastante
probable que no existiera. Un mercenario con principios inamovibles le sonaba
como una contradicción. Pero sí que tenía orgullo, y aquel trabajo, aunque
sorprendentemente bien pagado, se lo estaba hiriendo.
En su faceta
de experto en armamento, le contrataban para toda clase de cursos y
demostraciones inverosímiles a gobiernos, generales y grupos paramilitares. De
todas sus actuaciones esta se llevaba la palma. Guardó el metal empañado en el
bolsillo. El avión despegó rumbo a Washington. Si los convencía a ellos, le
habían dicho en el lobby, el resto de
gobiernos del mundo les seguirían por puro reflejo y por no ser menos. Participaba,
quizás, de la conspiración más estúpida y absurda que jamás hubiera tenido
lugar. Mucho más estúpida aún que la de la licra premeditadamente debilitada en
los albores de la obsolescencia programada.
Etiquetas:relato-corto
3 de febrero de 2015
14:45
DISCLAIMER: Esto
no es una crítica literaria, me gustaría que fuese simplemente una reseña. Es
decir, un comentario que hago sobre algo que he leído, sin pararme a analizar
su calidad literaria o sus méritos, ni nada de esas cosas que hacen los
críticos pretenciosos. Porque no quiero ser un crítico. Vamos a entendernos,
siempre he tenido la sensación de que un crítico es alguien que ha fracasado
previamente como creador de aquello que ahora juzga, además de la vaga noción
de que huelen mal. De ahí que me resista, y mucho, incluso a hacer una inocente
reseña literaria sin más valor que el del comentario de un lector. Además me parece aburrido hablar de los aspectos formales, teóricos, que componen
el grueso de cualquier crítica. Lo único que pretendo es dar a conocer aquello
que mencione, junto con una pequeñísima y humilde opinión personal.
RESUMEN: Esto
no es una crítica, yo no quiero ser un crítico. Huelen mucho a frustración y me
resisto a caer en la tentación al menos hasta cumplir los cincuenta.
Etiquetas:literatura,reseña
21 de enero de 2015
22:22
Cuando la
camarera dejó el plato sobre la mesa él lo observó como si se tratara de una
delicada obra de arte. Aroma y estímulo visual se conjuraron, la boca se le
hizo agua tan rápido que a duras penas pudo balbucear un “Gracias” a la chica después
de tragar nada. Ray se quedó un segundo pasmado, rojo hasta las orejas, antes
de mirar de nuevo a su mesa y olvidarlo todo.
Trucha con
lecho de cebolla caramelizada y piñones silvestres. Miró el ojo del pescado,
como siempre decían que debía hacerse. Debía ser fresca, llegada como mucho
hacía un par de horas a la lonja del puerto. No le dio más vueltas, hundió
cuchillo y tenedor para saborear su premio. Aquello era su recompensa, sí.
Siempre celebraba que había terminado un trabajo comiendo trucha de piscifactoría
en el único restaurante de la ciudad que la traía fresca y que la preparaba a
su gusto. Esbozó una sonrisa, masticando con la boca cerrada, diminutos
pedacitos de trucha enredados en su bigote y perilla recortados. Acababa de
ganar un millón novecientos mil y lo celebraba con un plato de 55, era un tipo
de costumbres sencillas.
Cerró los
ojos, estaba deliciosa. El contraste de sabores en el plato era perfecto para
él, la suavidad de la textura del pescado tierno con el ligero crujir de los
piñones... Se sorprendió a sí mismo en medio del restaurante poniendo una
expresión de placer casi obscena. Luego rió, los demás se podían joder, había
ganado suficiente como para comprar el garito.
Etiquetas:ficción,noir,Ray,relato-corto
16 de enero de 2015
11:34
¿Alguna vez se han preguntado a qué edad publicaron sus libros algunos de los grandes? ¿A qué edad triunfaron? ¿Estamos nosotros llegando tarde, o somos ambiciosos y queremos llegar demasiado temprano?
Es todo una cuestión de perspectiva, tanto lo de quiénes son esos grandes como lo de si es demasiado pronto o tarde. Sin embargo confesaré que yo si me lo he preguntado, muchas veces, y he encontrado este enlace de shortlist.com bastante interesante. Está en inglés, pero sirve para comparar y tener una perspectiva visual bastante completa. ¡Qué demonios! A mi me ha funcionado tal que así:
Es todo una cuestión de perspectiva, tanto lo de quiénes son esos grandes como lo de si es demasiado pronto o tarde. Sin embargo confesaré que yo si me lo he preguntado, muchas veces, y he encontrado este enlace de shortlist.com bastante interesante. Está en inglés, pero sirve para comparar y tener una perspectiva visual bastante completa. ¡Qué demonios! A mi me ha funcionado tal que así:
Etiquetas:literatura
11 de enero de 2015
12:36
Gimió con voz
ronca, tratando inútilmente de que su cuerpo obedeciera. Abrió los ojos y estos
lanzaron a su cerebro la imagen del pasillo en penumbra. En el suelo de madera
polvoriento sólo se veían las marcas de infinitas rodaduras, las de la silla de
ruedas sobre la que su cuerpo estaba desplomado. El sol casi no lograba filtrarse
a través de las ventanas sucias, tapadas con cinta aislante pegada directamente
al cristal.
Giró el cuello
con esfuerzo y vio el pasillo pasar de largo, daba la sensación de que él era
el eje y todo lo demás se movía a su alrededor. El pasillo desapareció, la
puerta principal de la casa se abrió con un agudo chirrido de servomotores
mecánicos y el sol le dio en la cara. No calentaba, y todo lo bañado por su luz
parecía gris y mortecino, quizás era un defecto de sus ojos. Hacía mucho tiempo
que el cuerpo había dejado de funcionarle correctamente, y los fallos tendían a
apilarse de una manera mucho más constante y eficiente que las mejoras.
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