23 de abril de 2014
         Ayer era 22 de Abril del 2014, pero, por un día, me obligué a volver a mi 1997. Elegí aquel año por ser de los últimos que recordaba sin tener ordenador, sin participar en el mundo digital entonces en auge. ¿Ya había ocurrido la caída de Terra y toda aquella locura? Bueno, no me acuerdo, pero sí sé que Matrix aún no había salido. En realidad no lo hice por ninguna razón moral o ideológica. La noche antes mis ojos torturados gritaron basta, con un asalto de visión borrosa, y exigieron al menos 24 horas alejados del adictivo combo pantalla-teclado.


         ¿Lo han hecho alguna vez? Eso de estar todo un día sin ordenador. No cuando salen, o cuando están ocupados. No, hablo de cancelar el ordenador un día normal, uno de esos en el que pasan varias horas en casa, y habitualmente se sentarían delante del PC al menos un rato. Confieso que a las primeras cuatro horas o así de estar despierto ya empecé a sentirme un pelín como un... adicto. Adicto, tengo la ligera sospecha de haber sido adicto a algunas otras cosas a lo largo de los años, pero no estoy del todo seguro. Por otra parte, sólo estás seguro de que eres adicto a algo cuando entras en detox, y yo, por ahora, me he librado del peregrinaje.