26 de diciembre de 2014
La ciudad nunca dormía, así que resultaba díficil saber si era temprano o tarde por la intensidad del tráfico o la cantidad de gente en las calles. Pero podía deducirse por el tono del cielo, ahora rojizo y opaco, y por el tipo de personas que saturaban las aceras. La mayoría en aquel momento eran hombres y mujeres trajeados, el backbone de las corporaciones que tenían sus sedes en la ciudad. En la zona de negocios (aunque toda la ciudad era un gran negocio) las calles se abrían en grandes avenidas de tres carriles con ramblas llenas de árboles de un verde natural. La vegetación quedaba artificial en aquel reino de los ocres, el blanco aséptico y los brillos metalizados.   
16 de diciembre de 2014
         Un pequeño salto de cuarenta y cinco centímetros de ancho puede resultar espantosamente difícil. Sobre todo si te tropiezas jadeando con el parapeto de hormigón de una azotea. Puede ser aún más jodido cuando esos cuarenta y cinco centímetros están entre edificio y edificio, con una caída de novecientos metros (unos trecientos setenta pisos, más o menos). El espacio, y no sólo el tiempo, resultan relativos para el observador.

hueco edificios

         Aquel pequeño salto era un abismo terrorífico para Lord. Se apoyó contra el muro-al menos su abdomen, que se aplastó sacándole todo el aire de los pulmones-y sus manos se aferraron al hormigón húmedo y pegajoso. Sus ojos miraron al vacío neblinoso y lanzaron una señal de pánico al cerebro. Pero tenía que seguir, a su espalda escuchó los pitidos sintéticos de las radios y el ruido de las botas de puntera metálica que utilizaban los policías.
28 de noviembre de 2014
Me temo que, durante dos semanas, no podré mantener el ritmo de publicación acostumbrado. Vale, no es que fuera muy increíble, pero era un rítmo de publicación. Este post es para dar una brevísima explicación, sobre la brevísima pausa.

Logo del Noken

Los que me conocen, que son la mayoría de lectores del blog, ya deben saber de qué va todo. Por eso de mis gritos histéricos... El caso es que estaré en Barcelona esas casi dos semanas, porque me gusta meterme en fregados y sacarse un examen oficial de japonés es todo un buen fregado.

¡Un saludo!
19 de noviembre de 2014
         Con el cambio climático La Laguna volvió a hacer honor a su nombre. Las tormentas constantes inundaban la ciudad y el agua turbia reclamó su lugar engullendo los adosados de los adinerados. En el centro, la lluvia ácida caía con inclemencia sobre Zero. Las gotitas de color óxido le dejaban un residuo marrón sobre la chaqueta de cuero. Se echó la capucha sobre la cabeza y caminó por las pasarelas con columnas bajo los enormes edificios. No lograban evitar que la lluvia, empujada por un viento lateral, diese contra la marea humana que intentaba refugiarse del tiempo inclemente. Los coches eléctricos pasaban con un zumbido, dejando como rastro géiseres de agua sucia que empapaban a quienes estaban demasiado cerca de la calzada.

         Zero se arrebujó en la chupa de cuero, protegido de las miradas por la capucha, y caminó encogido entre la gente con las manos en los bolsillos. Prestaba especial atención a los paraguas de aristas afiladas, llevados por peligrosísimas sexagenarias que lo ponían justo a la altura perfecta para sacarle un ojo. Su segunda prioridad era vigilar a los carteristas marroquíes y las atracadoras rumanas, que atraían con el canto de sirena de sus faldas de vinilo en colores chillones, poco más anchas que un cinturón.

Interfaz Visual

         Pero él estaba de vuelta de todo eso, miraba con una mezcla de asco, envidia y piedad al resto de sus congéneres, esquivándolos para llegar lo antes posible a la estación del tranvía. Aún con las manos en los bolsillos, Zero se tocó el paladar, justo detrás de las paletas, con la lengua. Con aquel movimiento se activó una respuesta gestual en su cerebro. Finísimas líneas de fósforo verde atravesaron su campo visual, injertadas directamente al nervio óptico gracias a la placa de silicio de 35nm que tenía detrás de la oreja derecha, incrustada en el hueso.
12 de noviembre de 2014
Año 100

         La chica dejó las flores sobre el granito perlado de rocío. Miró el cartelito de bronce de la tumba sin saber bien que hacer. Ella no creía en todo aquello de la otra vida. ¿Realmente tenía que ponerse a hablar sola, como en las películas? Se agarró la camiseta, la imagen de Freddie Mercury con chaqueta amarillo chillón se deformó cuando tiró del tejido. Quedó muda, mirando las letras grabadas al ácido en el bronce. Su lengua jugó con el aro de cromo que le atravesaba el labio inferior.

         Lo de las flores podía entenderlo, una señal de respeto para los vivos, un ritual de recuerdo. Pero lo de hablar, simplemente no iba a salirle, igual que las lágrimas que tenía contenidas. Su madre estaba muerta y allí sólo había un cadáver bajo un par de metros de hormigón y un nombre que ya no significaba nada. Ladeó la cabeza, después se giró cuando sintió que alguien se le acercaba.

epsilon eridani


         Era un tipo de su edad, vestido con uniforme militar de fatiga de la marina. La chaqueta estaba sucia, tenía las mejillas cubiertas de barba rasposa mal cuidada, los ojos marrones enmarcados en grandes ojeras la miraban con interés. Ella se apartó un paso de la tumba.

5 de noviembre de 2014
Siempre anima escuchar las palabras y consejos de otros que se dejaron la piel antes que nosotros y pudieron salir adelante. (Aunque tampoco estaría mal escuchar los consejos de alguno al que no le haya ido tan bien) Me pasaron este enlace de culturamas a una de esas listas de consejos que seguramente muchos ya habrán visto. Pero creo que tiene que seguir saltando a través de los electrones, de equipo en equipo y de mente en mente. Lo cuelgo en Ciudades del Futuro para contribuir a ese viaje continuo ^-^

3 de noviembre de 2014
        ¿De qué color estaba el cielo? A Bill le habría gustado saberlo, pero no podía verlo. Alzó la mirada borrosa entre los edificios y los cables oxidados que saltaban de balcón en balcón, más allá de las letras cirílicas que resplandecían por doquier en las fachadas. Allí arriba lo único que veía era roca negra húmeda, alternada con placas de hormigón reforzado y aluminio que sostenían la Ciudad Alta. Su cielo era gris con luces de balizamiento y rendijas de ventilación, sus nubes volutas de vapor de agua y gasoil.

        Le dolía horrores la cabeza. Estaba tendido en la esquina de un callejón, bañado por la luz verdosa del escaparate de una tienda de electrónica cerrada. Gotitas de agua jabonosa le caían sobre el cabello corto y apelmazado teñido de violeta. Olía a basura, aceite y alcohol etílico. Se incorporó con dificultad y la cabeza le dio vueltas. No recordaba haber llegado allí, pero los dolorosos latidos de la resaca en sus sienes le decían que quizás era mejor no acordarse. Se levantó lentamente como si su cabeza estuviera llena de nitroglicerina, se apoyó en la pared del callejón y se sacudió la ropa intentando adecentarse. Estaba hecho un asco, pero eh... al menos no le dolía el estómago.

capsule hotel


        Bill se colocó bien la chupa de cuero de motorista y se echó sobre la cabeza la capucha de la sudadera gris que llevaba debajo. Empezó a caminar dando patadas a las cajas húmedas y las latas vacías del callejón, con las manos en los bolsillos. Su mente aún estaba en un estado de confusión absoluto, incapaz de recordar dónde estaba, dónde había estado o a dónde debería ir. Sentía un dolor sutil y persistente en la parte trasera del cráneo, extraño. Él era, entre otras cosas, un yonki profesional. Un maestro del arte de ponerse ciego y volver de entre los muertos al día siguiente. Tenía la mente anulada como en una de sus malas resacas, pero el resto del cuerpo sólo estaba aturdido. Salió a las calles saturadas de gente y penumbra perpetua de la Ciudad Baja. No era un lugar oscuro, las vallas publicitarias led, los escaparates, las farolas... había toda clase de fuentes de iluminación.
26 de octubre de 2014
                 Joan se acercó peligrosamente a la pantalla del ordenador, sus retinas se quejaron. Trató de esforzarse en distinguir algo en la foto borrosa, pixelada y mal enfocada que le habían mandado. Era parte del trabajo, se había hecho un hueco en el mundo de lo paranormal. Su blog era seguido por cientos de personas y el auto-proclamado investigador recorría toda la península con su Ford en busca de misterios. Así que ya tenía su experiencia con fotos borrosas y datos inconclusos. De hecho para él un misterio publicable era aquel lo bastante ambiguo como para que falsarlo costase un trabajo empírico considerable que sólo los más acérrimos anti charlatanes estarían dispuestos a hacer gratis.

chica fantasma


         Miró de nuevo la foto: blanco y negro (¡cómo no!) sacada por alguien con el pulso de Michael J. Fox y la capacidad de encuadre de Ed Wood. Había en el centro una figura que parecía humana, vestida con algo blanco. Quizás un vestido, quizás una sábana vieja... Llevaba el pelo largo y en el óvalo desenfocado que podía ser su cabeza brillaban siniestramente dos puntos de luz, ¿ojos?
18 de octubre de 2014
Puedes leer la primera parte de la historia aquí.
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―Despierta―dijo la voz, era una orden. Un pinchazo en el brazo, fuego de mercurio caliente inundó su torrente sanguíneo y le obligó a poner todos los músculos en tensión y a abrir los ojos.

         Dosdientes tosió como si hubiera tragado agua y estornudó, la sangre hirviente le estaba trepando por la base del cráneo para obligar a su cerebro a conectarse. Alguien le sujetaba por los hombros, poco a poco su visión se fue definiendo y trató de poner en orden sus sensaciones. Dolor amortiguado en la cara, frío en la piel y temblor espasmódico en los músculos. Estaba en una sala con suelo y paredes de hormigón iluminada con halógenos blancos. Detrás de ella había alguien, y al intentar moverse notó en las muñecas las sujeciones que le ataban a la silla de cuero pegajosa. Olía un poco a aceite de motor y antiséptico barato, apestaba bastante a ella misma y a la ropa que llevaba tres semanas sin quitarse, pero por encima de todo flotaba un olor que le daba pinchazos a su instinto animal: sangre y miedo, como debía oler un matadero. Vale, oficialmente estaba acojonada, el corazón empezó a golpearle con fuerza en el pecho.

sotano y escaleras


         Buscó con la mirada a sus amigos, pero estaba sola aquella habitación que parecía un zulo muy profundo. Bueno, no estaba sola, era peor.
14 de octubre de 2014
Me va lo retro y además adoro escuchar música mientras escribo. Así que no es de extrañar que periódicamente recorra la red en busca de nuevos grupos que me den el sonido de ambiente exacto para lo que quiero transmitir en ese momento. No hace mucho me encontré con un género nuevo y sólo con el nombre ya me ganó como seguidor: Synth Horror and Sci-Fi. Música que podría salir de la zona más oscura de cualquier videoteca de los ochenta, reimaginada en el contexto actual.

Y si con esto no les ha picado la curiosidad, adjunto un video con enlace al Album de Perturbator "Terror 404"



Y tú, ¿qué música escuchas mientras escribes/lees?
11 de octubre de 2014
¡Ya está listo el nuevo número de la revista del Portal Ciencia y Ficción!

Revista 4º Portal Ciencia y Ficción


Esta web, en la que participo cuando el tiempo me lo permite, hace un notable esfuerzo para recopilar una revista de contenido variado y muy recomendable. Y no lo digo sólo porque esté en la lista de webs amigas de este blog, en absoluto. Lo cierto es que primero fue el interés por el portal y su contenido, y luego su llegada a los links amigos.

Así que descarten un 50% del proselitismo que le habían atribuido a este post :P 

Y con ello, queda todo dicho. Pueden descargar la revista aquí en varios formatos e incluso verla online.
9 de octubre de 2014
Hace dos días mi ordenador explotó. De la misma manera que la frase anterior: fue brusco, impactante y sin previo aviso. Vale, sólo explotó una pequeña parte, y no fue tanto explotar como cortocircuitarse y arder súbitamente, pero reconocerán que sigue siendo una experiencia bastante desagradable. No me entretendré ahora con los apasionantes (al menos para mí)  detalles técnicos pero fue cosa de la entrada de la fuente y por suerte (y creo que gracias al sacrificio de un noble fusible) el resto del hardware se salvó.

ordenador explota


7 de octubre de 2014
Ya sé que hace algún tiempo hablaba de como me planteaba la autopublicación para mi pequeño libro de relatos en ciernes. El proyecto sigue en marcha, sin embargo, como me gusta probar todas las opciones, me he decidido también a intentar la publicación por la vía tradicional. A saber, contactar con las editoriales e intentar llegar a un acuerdo con alguna.

edición literaria


Me gusta planificar las cosas, y me encanta hacer listas, así que antes de lanzarme a esta nueva aventura (sin apartar para nada la otra opción de Autopublicación) me decidí a prepararme un plan de acción que quizás pueda servir a alguien que se vea en las mismas que yo. Este plan no lo he hecho por inspiración, sino tras leer e investigar sobre el proceso editorial.

18 de septiembre de 2014
¿Eres de los que lee eBooks? Hace un tiempo escribía brevemente apreciando los libros de toda la vida, pero eso no implica mi desprecio por las nuevas tendencias ¡ojo! Lo cierto es que llevo tiempo queriendo hacerme con un eReader, lo admito. Y es que conectar con todos esos autores que están dispuestos a distribuir sus escritos digitales gratis sería algo genial.

Pero aún no me hecho con uno de ellos, por indecisión, entre otras cosas. Así, cada vez que leo en las redes algo relacionado no puedo evitar fijarme. En este caso me ha llamado la atención el lanzamiento próximo del nuevo Amazon Kindle. En Alt1040 lo cuentan mejor que yo. Me ha sorprendido gratamente, pues la bajada de precios en relación a las prestaciones es notable. No hace mucho paseaba por las tiendas especializadas y me dolía bastante ver que casi ninguno bajaba de los 100, "toca esperar" me dije, y parece que esperar está dando sus frutos.

9 de septiembre de 2014
         Comprobó las lecturas en los cuatro monitores, miles de líneas de código, blanco brillante sobre el fondo negro de los TFT. Llevaba semanas obteniendo resultados perfectos en las simulaciones, pero ahora era diferente. La silla de cuero negro, envuelta en marañas de cables unidas con bridas de plástico, podría haber sido sacada de una película de scifi, lo que le erizó el vello del cuerpo fue que era real.



         Suspiró, era el día, escaparía. Se sentó sobre la silla y conectó los electrodos por todo su cuerpo y a la cabeza. Por fin cruzaría la frontera que ningún ser humano había cruzado antes, trasladaría su consciencia al mundo digital, viajaría a un universo carente de fronteras físicas y de impedimentos biológicos. Su mente se expandiría en toda la capacidad disponible, hasta funcionar en el espacio de proceso de un computador cuántico. Pero no podía evitar estar aterrada.
2 de septiembre de 2014
Este pequeño texto (no quiero llamarlo relato) surgió después de probar a hacer un juego de escritura creativa. La música que sonaba de fondo sin duda condicionó las frases que me salieron, y mi amor por el género terminó de hacer el resto.

Cómo único apunte, creo que este es el primer texto publicado en el blog, hasta la fecha, justo después su creación. Sin revisiones previas, sin releerlo mil veces, vamos... podría decirse que en caliente. Así que [ADVERTENCIA]podría haber faltas de ortografía, incluso errores garrafales[ADVERTENCIA] Me he obligado a no decidir si estoy contento o no con el resultado, y el único propósito de la publicación es demostrar que se pueden hacer esta clase de cosas, y pueden resultar divertidas.

19 de agosto de 2014
Hace más de un trimestre que no actualizo el blog, y eso es un cyberpecado. Lo cierto es que ha sido un lapsus bastante absurdo y no creo que vuelva a repetirse, pero me parecía un pelín extraño volver a postear sin dedicar al menos un párrafo a la vergonzosa ausencia.

Pero he seguido inspirado e inscribiendo, aunque a otro ritmo. Un ritmo más propio del verano, más pausado y repleto de momentos de contemplación y aprendizaje. Mientras surfeaba en busca de información para mi inminente lanzamiento a la aventura de la autoedición me crucé con una maravillosa web que no conocía. Una recopilación de recursos, un sitio de visita obligada, vaya.

23 de abril de 2014
         Ayer era 22 de Abril del 2014, pero, por un día, me obligué a volver a mi 1997. Elegí aquel año por ser de los últimos que recordaba sin tener ordenador, sin participar en el mundo digital entonces en auge. ¿Ya había ocurrido la caída de Terra y toda aquella locura? Bueno, no me acuerdo, pero sí sé que Matrix aún no había salido. En realidad no lo hice por ninguna razón moral o ideológica. La noche antes mis ojos torturados gritaron basta, con un asalto de visión borrosa, y exigieron al menos 24 horas alejados del adictivo combo pantalla-teclado.


         ¿Lo han hecho alguna vez? Eso de estar todo un día sin ordenador. No cuando salen, o cuando están ocupados. No, hablo de cancelar el ordenador un día normal, uno de esos en el que pasan varias horas en casa, y habitualmente se sentarían delante del PC al menos un rato. Confieso que a las primeras cuatro horas o así de estar despierto ya empecé a sentirme un pelín como un... adicto. Adicto, tengo la ligera sospecha de haber sido adicto a algunas otras cosas a lo largo de los años, pero no estoy del todo seguro. Por otra parte, sólo estás seguro de que eres adicto a algo cuando entras en detox, y yo, por ahora, me he librado del peregrinaje.  
18 de marzo de 2014
Más o menos seis lunas antes de la gran fiesta de la cosecha, el Beñesmer, llegaba la época de copiosas lluvias. Con ella nubes negras de tormenta llegaban desde el mar, y la bruma bajaba de las montañas lamiendo laderas, montes y costas. Durante semanas el cielo descargaba sobre la tierra el agua tan necesaria, mientras los truenos retumbaban en las alturas y los rayos iluminaban el cielo oscuro, veladas las estrellas. La isla se volvía entonces inhóspita: La vegetación crecía salvaje por doquier, los cauces de barrancos se convertían en ríos caudalosos, capaces de arrastrar ganado y hombres. El frío y la humedad se convertían en un peligro desde que caía el poderoso sol, obligando a todos a tomar refugio. Y, si además se hacía caso a las viejas, era en esas épocas de tormenta cuando vagaban por el mundo los tibicenas y otros entes maléficos, atraídos por la ausencia de luz.



         Anamar y Garfe se preguntaban en silencio que tendrían de verdad estas últimas habladurías, aunque no lo reconocerían jamás, pues ya habían cumplido los diecinueve y eran hombres. Estaban encogidos junto a una pequeña hoguera, refugiados de la tormenta bajo un saliente de roca cubierta de musgo que chorreaba agua. Las lechuzas que ululaban entre la lluvia quedaron mudas cuando un trueno retumbó tan cerca que hizo vibrar el aire. Ambos guerreros se encogieron por un segundo y después recuperaron la compostura. Se lanzaron sendas miradas de “Yo no me he asustado, ¿y tú?” luego se apretujaron contra las llamas, sujetando disimuladamente sus armas, oteando la oscuridad que lo engullía todo más allá de su refugio bajo la roca y la densa cortina de agua. El ruido de la lluvia cayendo con fuerza y la vegetación agitada por el viento enturbiaban cualquier otro sonido. Se sentían ciegos y sordos, algo con lo que nadie estaría cómodo. 

27 de enero de 2014
El 0xb73eb000 era un bar bastante peculiar, para empezar era una dirección de memoria, pero incluso para los estándares del mundo digital era un bar raro. No era como el 0xa120d327, un espacio respetable y bien conectado. No, en absoluto, si el enorme conjunto de memoria en ejecución fuera una gran ciudad el 0xb73eb000 estaría en un callejón apartado y sucio, en el bajo de un edificio casi en ruinas...

CURRENT_USER suspiró y abrió la puerta de entrada. El interior de la estancia estaba iluminado con neones azules, cargada de humo grisáceo que provocaba curiosos juegos de color en la interacción de las partículas con la luz, sonaba una música electrónica que bien podría haber compuesto Yuzo Koshiro en los noventa. Se encogió de hombros, bastante retro. Los parroquianos no repararon en él, hacían lo que en todos los bares del universo: estar cabizbajos y llevarse meditabundamente vasos llenos a la boca. Sí, era un mundo digital y realmente no estaban bebiendo, pero sería demasiado complejo describir qué estaban haciendo exactamente…  era equivalente ya que terminaban exactamente igual: con menos capacidad de procesado y arrepentidos de los errores aún en memoria.



         Fue hacia el único hueco aún libre de la barra, en una esquina junto a un personaje sin las texturas cargadas, pero con una generosa cuenta de polígonos, con forma humana y unos brillantes ojos tristes. CURRENT_USER se apoyó delicadamente en la barra de color rojo incandescente y le miró disimuladamente. Descubrió, demasiado tarde, que su vecino sin texturas estaba en esa fase de la borrachera, la que consiste en recitar tu autobiografía en voz alta al primer desgraciado que se te acerque, mientras lo invitas a copas.

3 de enero de 2014
         Es un postulado bien mascado por todos ese de que “La energía no se crea ni se destruye, sólo se transforma” después, según lo mucho que nos curráramos la física de Bachillerato, sigue una retahíla sobre Mecánica y Termodinámica. Esta breve historia comienza en un mundo bastante regido por estos principios aparentes, y del que sus habitantes han sabido sacar bastante provecho en beneficio propio.



         En una parada de guaguas ligeramente vandalizada del extrarradio alguien estaba plantado esperando, contra todo pronóstico, la guagua. Era un tipo corriente, él mismo se consideraba corriente, encogido al frío mañanero en su chaqueta gris. Le daba un poco de reparo sentarse en el banco lleno de chicles pegados y además tenía miedo de que las articulaciones de las rodillas, heladas, se le encasquillasen en la posición de sentado y perdiera el transporte público, que no era demasiado regular, ni puntual, ni público, joder, que costaba un euro quince.

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