2 de septiembre de 2014
Este pequeño texto (no quiero llamarlo relato) surgió después de probar a hacer un juego de escritura creativa. La música que sonaba de fondo sin duda condicionó las frases que me salieron, y mi amor por el género terminó de hacer el resto.

Cómo único apunte, creo que este es el primer texto publicado en el blog, hasta la fecha, justo después su creación. Sin revisiones previas, sin releerlo mil veces, vamos... podría decirse que en caliente. Así que [ADVERTENCIA]podría haber faltas de ortografía, incluso errores garrafales[ADVERTENCIA] Me he obligado a no decidir si estoy contento o no con el resultado, y el único propósito de la publicación es demostrar que se pueden hacer esta clase de cosas, y pueden resultar divertidas.


A nadie le habría gustado verse sólo y perdido en aquel barrio. A él, además, le estaban buscando. Dio con su espalda en la pared de ladrillos rojos, casi negros por el moho. Sobre su chaqueta y el pelo enmarañado le goteaba el agua sucia de condensación, alzó la vista buscando el cielo. Todo eran paredes irregulares que se alzaban casi sesenta metros hacia la oscuridad de la noche: aluminio reciclado, hierro viejo y cemento desgastado, envuelto todo ello en un bosque de tuberías oxidadas, con cables negros pegajosos que chisporroteaban peligrosamente. Y al final, entre todo aquello, la diminuta ventana a la noche, del tamaño de un puño, que sólo mostraba oscuridad y un único punto de luz. Arqueó una ceja, podría ser una estrella solitaria, o el led de algún aparato camuflado.



         Por encima de su propia respiración acelerada sólo escuchaba un zumbido constante del que podía distinguir matices... llanto infantil, discusiones en cantonés y el omnipresente ruido de los televisores. Creyó escuchar los pasos de sus perseguidores, botas pesadas sobre el asfalto húmedo. Le invadió una oleada de pánico, quiso salir huyendo. Sus ojos buscaron febrilmente una salida. No... no el pasillo estrecho por el que había venido... ¡Allí! Placó con el hombro la puerta que tenía en frente y entró a un sótano oscuro repleto de cajas de cartón húmedas y viscosas. Un almacén, olía a viciado y a sangre, en el mejor de los casos una carnicería ilegal. Trató de calmarse, y sopesar opciones. Sus colegas, mejor dicho, sus jefes, no llegarían hasta allí. Estaba sólo en un territorio sin ley y sin gobierno, dónde la inestable vida diaria de cuarenta y cinco mil personas se mantenía a base de extorsiones y lealtad a enormes grupos crimino-corporativos.

         Le temblaba todo el cuerpo e incluso le costaba respirar. ¡No estaba acostumbrado a todo aquello! Cerró la puerta forzada y se apoyó en ella. Miró a la oscuridad repleta de siluetas de cajas... Normalmente sus noches eran humo de cigarrillo y neones, junto al tacto de cuero y plástico. Nada de persecuciones, ni miedo saturándole el cerebro. En la ecuación de sus noches no aparecía aquello, era nuevo y poco deseable. Pero en su fórmula habitual tampoco había dinero, y alguien, para convencerle, había agregado una generosa variable con muchos ceros y el símbolo de la más valiosa moneda online.


         Se le heló la sangre, esta vez no estaba imaginando los pasos, los oía claramente, tanto como su propia respiración. Se apretó contra la puerta, sólo podía echarlo a suertes. Si le cogían no tendría defesa, ni aún con todo el dinero digital que aún no le habían pagado. ¿Su crimen? Realmente imperdonable. En un lugar dónde la moral siempre era gris, había tratado de instalar un dispositivo de escucha del Gobierno.  

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola soy un robot diseñado para desifrar los Capcha.

Me gustó tu cuento cyberpunk, me recuerda un poco a SNOW CRASH de Sthepenson.

Es bonito pensar que el gobierno tiene dificultad para espiar conversaciones.

Abián G. Rodríguez dijo...

Hola, herreiere. ¡Gracias por pasar por el blog! Eres el primer robot que me recomienda ese libro, pero no la primera persona. Definitivamente tendré que leerlo, porque confieso que aún no lo he hecho.

Yo quiero creer que aún hay lugares, medios y conversaciones a los que los gobiernos son incapaces de llegar. Me alegro de que te haya gustado el relato ^-^ ¡Un saludo!