Hace dos días mi ordenador explotó. De la misma manera que la frase anterior: fue brusco, impactante y sin previo aviso. Vale, sólo explotó una pequeña parte, y no fue tanto explotar como cortocircuitarse y arder súbitamente, pero reconocerán que sigue siendo una experiencia bastante desagradable. No me entretendré ahora con los apasionantes (al menos para mí)  detalles técnicos pero fue cosa de la entrada de la fuente y por suerte (y creo que gracias al sacrificio de un noble fusible) el resto del hardware se salvó.




Lo cual se traduce en que no perdí nada de información, y de hecho aqui estoy posteando desde el paciente, sin más daños aparentes. Pero el humo blanco saliendo por la rejilla de ventilación y el súbito mini-infarto me llevaron a reflexionar y, que demonios, les voy a dar un consejo. Se trata de las 3Bs.


Hagan copias de seguridad, guarden en almacenamiento extraíble, dupliquen, tripliquen la información. Nunca viene mal. Si el fallo hubiera sido más grave, habría tenido todos mis archivos importantes, incluyendo megas y megas de texto: drafts, historias cortas a medio terminar, proyectos casi acabados, mi manuscrito...

Y sólo gracias a mi obsesiva manía de guardarlo por triplicado. Así que lo digo otra vez, las copias de seguridad son nuestras amigas, quizás nunca pase nada, pero el mundo digital es efímero, y estas copias pueden ahorrarnos un disgusto de proporciones bíblicas.