17 de septiembre de 2013
15:24
Valkador, el imponente demonio alado, sobrevoló el infierno gris e ingrávido que
era su dimensión. El ser observó complaciente sus gigantescos
dominios, que se extendían hasta donde sus profundos ojos negros
podían alcanzar. Su afilado pico en forma de alargada lanza
quitinosa, dura, rugosa y gris, apuntaba hacia la inmensidad, hacia
el poder, hacia el futuro.
En su vuelo, pasó entonces por un
lugar desolador: la tierra se estremecía quejumbrosa, bajo su
superficie podía oler los ríos de sangre caliente que fluían como si de lava fundida
se tratase. Valkador, que adoraba aquellos parajes de sufrimiento,
descendió haciendo círculos, sus potentes alas correosas
provocando aullidos de banshee al agitarse. Escuchaba la
tierra agrietada y palpitante respirar bajo él, posó con sus
seis alargadas patas terminadas en garras y se sintió hambriento ante tanta sangre. Valkador
hundió su robusto pico-lanza en la tierra palpitante, la sangre
salpicó en su rostro de pesadilla y se esparció por doquier. Con un gruñido de júbilo empezó a absorber el hirviente brebaje
hasta quedar saciado, después levantó el vuelo de nuevo hacia la
oscuridad de sus dominios.
Todo se hizo luz, Valkador sintió por
primera vez en su siniestra y poderosa existencia lo que era el
miedo, la luz ¡la luz cegadora y terrible! Sus sensibles ojos
oscuros apenas podían ver con tanta luminosidad. El demonio comenzó
a aletear violentamente mientras gruñía de furia, se posó en uno
de tantos suelos de aquel mundo ingrávido, duro y frío, y empezó a
toser al tiempo que maldecía. Una gigantesca sombra se
abalanzó sobre Valkador y aplastó al demonio contra el suelo antes de que pudiera reaccionar,
esparciéndolo y retorciéndolo por la superficie hasta que se
convirtió en una pasta grisácea, uniforme y sanguinolenta.
Abián continuó retorciendo el trapo
contra la pared, borrando a aquel miserable mosquito de la existencia
con rencor mientras se miraba la picadura del brazo, después lo
levantó y observó con satisfacción que la ruidosa e insignificante
criatura había quedado reducida a una manchita de grasa y su propia
sangre contra la pared, arrojó el paño, evitó rascarse la picadura
y se volvió a la cama con una sonrisa de siniestra satisfacción.
¡Estúpidos, estúpidos mosquitos!
Etiquetas:relato-corto,surreal
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2 comentarios:
Hey, este estilo de humor me gusta mucho xD. ¡Quiero ver más de esto!
Justo esta semana veo difícil salir con este humor, quizás si sale algo con humor será humor (aún) más negro... Pero si, a mi también me gustaría hacer más de esto :P